Una de las tendencias es la de la simplicidad y pureza de los productos en lo que respecta a ingredientes, envasado o etiquetado. En este sentido, tendrán un importante papel los ingredientes orgánicos y naturales, los productos fáciles de preparar, así como la simplicidad y funcionalidad en los envases, acompañados de una comunicación simple, fácil de consultar y entender (concepto de “clean label”). Esta tendencia también está relacionada con un enfoque cada vez mayor hacia el concepto de frescura, principalmente en mercados distintos al europeo, donde esta tendencia está más asentada.
Con la caída de los mercados económicos, las crisis alimentarias, etc., los consumidores viven una era de inseguridad a la hora del consumo que se manifiesta en una creciente demanda de calidad, seguridad, servicio e información. En este último aspecto, el consumidor busca información honesta y transparencia cuando se trata de tomar decisiones a la hora de la compra. Así, en este año cobrará una especial importancia la comunicación simple y directa de los beneficios para la salud y/o el medioambiente del producto, así como otros aspectos del mismo como de dónde proviene o cómo se fabrica.
Así, este año el consumidor se inclinará por las marcas de siempre, en su búsqueda de productos que le aporten familiaridad. Además, continuará el creciente uso de Internet como vía de comunicación producto/fabricante-consumidor y fuente de obtención de información.
Otra de las tendencias es la del desarrollo de productos para los “nuevos mayores”, consumidores senior no sólo concebidos como personas con problemas de salud sino que tienen salud y un estilo de vida activo.
El actual escenario de crisis económica global también va a fomentar el consumo en casa para ahorrar dinero y a la vez tiempo, lo que va a propiciar el lanzamiento de productos que ayuden al consumidor a recrear las experiencias de consumo fuera del hogar en sus propias casas: comidas étnicas, sofisticadas pero a la vez fáciles de preparar o listas para el consumo, etc.
El desarrollo de productos que fomenten o mantengan el estado de ánimo del que los consume va a ser otra de las principales tendencias para el 2009. Se trata de crear productos que nos relajen (una tendencia algo más implantada en algunos sectores como el de bebidas), o que nos aporten energía y vitalidad, siendo ésta una tendencia más emergente.
Por otra parte, los consumidores cada vez más exigen productos y servicios “a medida”, que les aporten exactamente lo que quieren y cuando quieren. Es decir, nos dirigimos a la especificidad extrema de los productos, que aportan soluciones al consumidor adaptadas a sus necesidades específicas, tanto en lo que se refiere a temas de salud, como a grupos demográficos o estilos de vida: bebidas energéticas para golfistas, productos en dosis individuales con diferentes características nutricionales según el momento del consumo, etc.
Las principales tendencias para el 2009 serán la salud gastrointestinal (de la mano de los prebióticos, probióticos, la fibra y las frutas y derivados), el crecimiento del mercado de los productos que favorecen el control de peso (que incorporan extractos de plantas, sustitutivos de grasas y azúcares, compuestos que queman grasas o que sacian), el auge de los productos que aportan energía, las frutas como elemento clave para el desarrollo de alimentos y bebidas funcionales y el diseño de productos para los más pequeños que faciliten la vida a los padres, entre otras.
En cuanto a lo que respecta a sabores e ingredientes, algunos de los sabores del 2009 serán la lavanda, el cactus, el caqui, el tamarindo chino o carambola, el coctel de frutas (de Latinoamérica) o el Peri Peri de origen africano, mientras que en lo que se refiere a ingredientes, el baobab, la estevia o la quinoa serán algunos de los protagonistas de este año.
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